¡No supliquéis! ¡No se iluminarán las tinieblas! ¡No pidáis nada al silencio, porque no puede hablar! ¡No atormentéis por piadosos sufrimientos, vuestros espÃritus afligidos! ¡Ah! Hermanos, hermanas, no esperéis nada de los dioses implacables, ofreciéndoles himnos y dones; no pretendáis conquistarlos con sacrificios sangrientos; no los alimentéis con frutos y pasteles; hay que buscar nuestra liberación en nosotros mismos; cada hombre se crea su cárcel; cada uno tiene tanto poder como los más poderosos. Buddha