Tu espiritualidad es básica y auténtica y su natural autenticidad hace muchas cosas buenas para ti. ¿Qué te apoya y te sostiene cuando enfrentas un desafÃo, una tentación o un dolor? No es tu dinero, ni tus amigos, ni tu poder, ni tu situación social. Es la luz de tu alma la que puede sostenerte. Son tu condición, tu profundidad y tu impacto desde el corazón. Tú crees que es tu ambiente y lo que hay en ese ambiente; y dedicas una gran cantidad de energÃa y tiempo a crear esos ambientes y te conviertes en su prisionero, aun cuando nunca te lleven a ningún lado. La seguridad que creÃas que ellos te darÃan, termina siendo un punto ciego que se llama dualidad mental. Sin dualidad, tú fluyes con la corriente de tu espÃritu con inocencia y genuina integridad espiritual. Entonces tu mente no servirá a nadie más que a ti, y tu vida será creativa, elevada, hermosa y auténtica. Y, cuando tu vida sea auténtica, tú serás digno de confianza, directo, hablarás con la verdad y nunca tendrás que mentir para manipular ni controlar.
Por lo general, entrenas tu mente para que escuche las cosas que te «inflan». Te encantan los agradables sonidos que alaban tu ego. Por eso es que Guru Amar Das, el tercer maestro de la senda Sikh, dijo: «Oh, oÃdos mÃos, vuestro propósito es escuchar la Verdad». Los oÃdos oyen tantas mentiras, que no reconocen la verdad cuando la escuchan. Si la ventana de la mente está sucia, si la mente es superficial y no la has refinado, puedes hablar con la verdad a dicha mente y ésta no podrá oÃrla ni llevarla hacia la experiencia.
Tenemos el poder más rápido y maravilloso, nuestra propia mente, que nos puede llevar a Dios, nos puede llevar a nosotros mismos, nos puede llevar a la profundidad dentro de nosotros o muy hacia afuera, hacia el universo.
La mente es tan sensitiva que puede ir hacia el interior de cualquier ave, aprehender sus sentimientos y hablarnos de ellos. Cuando está limpia y abierta, la mente puede hacer todo lo que queramos.
Yogi Bhajan