Cuando el alma estuvo lista para separarse de la fusión total, Dios le dio la mente y algunas lecciones.
Según cuentan, así fue la historia del viaje del alma: Cuando al alma se le pidió partir, ésta dudó y le preguntó a Dios, “¿Qué pasará si te necesito de repente y no hay tiempo para nada? ¿Qué puedo hacer?” Fue entonces cuando Dios le dio la primera lección al alma diciéndole: “Sólo reconóceme. Di, para ti misma: ‘Yo soy el Dios’”. No hay ninguna separación real entre Dios y tú.
Ahora sólo estás buscando comprenderte y experimentarte como parte de Dios con una exclusiva copropiedad del alma. Sin embargo, todavía quieres ser reconocida por tu forma de peinarte, tu coche, tu esto y tu aquello. Actúas como si estuvieras ciega y fueras una estúpida emocional. Entonces el alma preguntó: “Yo soy parte de Ti y Tú eres parte de mí. Pero ¿qué sucedería si todo ese tiempo y espacio se interpusiera entre los dos? ¿Qué podría hacer?” Dios le dijo: “No te preocupes. Te he dado la mente que es más rápida que el tiempo y el espacio. Tú puedes alcanzarme donde quiera que estés. La mente te servirá de tres maneras. Cuando es neutral reconocerá la verdad. Cuando es positiva te dirá la dirección correcta y lo bueno que se puede hacer. Cuando es negativa te advertirá y protegerá del daño y la maldad”
La mente es tu sirviente para dominar el tiempo y el espacio y para encontrar siempre un camino que te conecte con la Infinitud. Para disponer de esa inteligencia de la mente, repítete:
“Yo soy Tú. Tú eres Yo. Yo soy Tú. Yo soy Vos”. Juega con estas frases. Repítelas con ritmo. Tienen el Naad. Penetran el subconsciente y te recuerdan que no estás ni solo ni separado. Entonces el alma volvió a preguntar: “¿Y qué pasa si me olvido de todo esto? ¿Cómo lo puedo recordar?” Cierra los ojos, habla con certeza y, por el amor de Dios, siéntelo. Dilo valientemente y con todo tu corazón. Cuando estés atrapada en el tiempo y el espacio repite, “Dios y yo, yo y Dios somos Uno”. Cualquier laico puede decirlo. Pon tu mente y corazón en ello.
Nunca estás separado de Dios ni de tu alma. No viniste a este planeta para buscar algo. Viniste para reconocer a Dios y percatarte de tu alma. Ahí es donde tu entrenamiento y las religiones te han fallado. Te lavaron el cerebro para que creyeras que tenías que buscar a Dios o buscar la Verdad, como si no fueras parte de ello y como si no lo tuvieras ya. Yo sé que esto parece estar en contra de toda tradición: cristiana, islámica, hinduista, judaica y hasta budista. Pero eso es lo que has aprendido.
Yogi Bhajan